lunes, 17 de agosto de 2009

19.Mikaela Bessey.


De madrugada recibí una llamada de Helenna. Ya había llegado.
-¡Hola! ¿Cómo estás?- le pregunté yo, con cierta efusividad, impropia para ese momento.
-Bueno…He venido todo el viaje dándole vueltas en la cabeza al asunto…Así que…- su tono de voz volvía a ser deprimente.- Ya te debes estar imaginado como lo estoy pasando.
-Ya, te comprendo...Oye, ¿y cuándo irás al hospital?
-Supongo que iré directamente, en cuanto me recojan. Michael ya está en la ciudad, así que vendrá a recogerme en su coche.
-Saluda a todos de mi parte ¿sí?- le pedí.- Y dale ánimos a tu padre.
-Lo haré- me aseguró. Hubo una breve pausa.- Buen hablamos en otro momento ¿vale?. Un beso. Te quiero. Adiós.
Nos despedimos y colgué.
El tiempo, no parecía mejorar. En la calle los pálidos y frágiles copos de nieve, se convirtieron en duras y peligrosas bolas de granizo.
Ryan decidió encender la chimenea. Nos sentamos en el sofá y comenzamos a charlar. Me encantaba estar con él. <> pensé al tiempo que discutíamos sobre otros temas, que revoloteaban en torno a nuestra conversación.
A la mañana siguiente, la lluvia caía de manera torrencial.
-Vamos despierta dormilón. Son las doce pasadas- él me agarró de la cintura y me puso encima suya.- Tanta energía tienes nada más empezar el día.
El me respondió con una de sus sonrisas, al mismo tiempo que se desperezaba. Acercó hacia mi su cara y me besó.
-Oye recuerdas que tenemos que ir a comprar las cosas para mañana. Ya sabes vienen tus padres, los míos, nuestros hermanos, sobrinos, y todo lo que conlleva la familia- le informé.
El, estaba sentado en la cama intentando ponerse los vaqueros.
-Si, ya he hecho la lista de la cena, ¿tienes tú la de los regalos?- me preguntó él.
-Sabes muy bien que no me gusta llevar las compras planificadas. Siempre voy a la aventura.-él se rió.
-En serio, estás loca.
-Tú me vuelves loca.- le dije con cierto tono de picardía.

En la calle, la gente iba de un lado para otro con las compras de último momento, al igual que nosotros dos.
Primero fuimos a Zabar´s, una excelente tienda de comida, donde compramos el salmón y el caviar para la cena, y nueces con azúcar cande, para el postre.
Después fuimos a FAO, donde por supuesto compramos todos los regalos para nuestros sobrinos. Seguro que les encantarían.
Hicimos una parada para almorzar, algo realmente importante, porque ahora comenzarían las compras importantes. Compramos un bolso para Christine , la novia de mi hermano, de Hermes. En Sack´s, le compramos a Grace, la madre de Ryan, un vestido impresionante de Armani. Le sentaría perfecta, a su estilosa silueta. Bueno, en fin, compramos sin parar.
Cuando teníamos casi totalmente completa la lista de regalos, bueno por llamarlo de algún modo “lista” a todas las cosas que habíamos comprado sobre la marcha, pasamos por un escaparate de Valentino.
-¡Oh dios mío!- grité, y pegué mi cara contra el cristal-¡ Ese vestido le encantaría a mamá! ¡Mira los detalles! ¡Es una maravilla!
-Oye, ¿no te importa que me quede fuera esperando? Sabes que tanta tienda acaba conmigo-me pidió él.
-¡Claro! Enseguida vuelvo.
El aroma de la tienda era como cuando llegas a un gran almacén de ropa nueva. Era un olor especial. Te enganchaba y no te soltaba hasta que no comprabas algo. Era tentador.
-¿Puedo ayudarla en algo, señorita?- me preguntó la dependienta. Era guapísima. Tenia la piel bronceada, y llevaba un traje ideal.
-Si, ¿me puede decir cuanto cuesta ese vestido del escaparate?- le dije señalando a aquella obra de arte.
-A ver, a ver-dijo a la vez que se acercaba a él- Saldría por unos 3025$.
-¡Me lo llevo!-le dije.
-Una elección realmente buena. Pero su precio hecha hacia atrás a muchos clientes.- me informó con una sonrisa.
-Me lo podría envolver para regalo, por favor- le pedí.
-Desde luego.
A través del escaparate, vi a Ryan. Pero a su lado había una chica que le abrazaba con fuerza. Era alta, prácticamente, mediría lo mismo que yo. Tenia el pelo castaño, e iba excesivamente pintada. Siempre he pensado que las naturales somos mucho más guapas.
-Aquí tiene- me dijo la dependienta, pero yo estaba en estado de shock. ¿Quien era esa?. Llevaba casi dos minutos agarrada a él- Señorita, ¿se encuentra bien?
Desperté de mi ensimismamiento.
-¡Oh que tonta! Si, perdone. Muchas gracias.- y cogí la bolsa.
-De nada. Que tenga un buen día.
-Y usted.
Salí de la tienda. Puse una de esas caras que significan “quiero respuestas”.
-¡Oh, nena!- ¡¡¿CÓMO?!! ¡¡Era mi imaginación, o ella estaba rodeándole la cintura con un brazo!! Desde luego, esperaba que fuese mi imaginación jugándome una mala pasada.- Ella es Mikaela Bessey. Nos conocimos hace unos dos años, ¿no?.
-¡Deja que me presente tonto!- y le puso una sonrisa.- Soy Mikaela.
Me tendió la mano y se la estreché con pocas ganas.
-Mikaela es una vieja amiga- me informó Ryan, sin embargo no era suficiente información. Quería averiguar más de ella.
-¿ Y de qué os conocéis Ryan y tú?- le pregunté para sonsacarle algo.
-Trabajamos en la misma agencia.
En ese momento, el móvil de Ryan sonó.
-Perdonar chicas, es importante.- y se retiró unos cuatro metros. Suficiente para no escucharnos.
-¿ Sabes? Ryan y yo estuvimos liados durante un tiempo. Es un verdadero cielo.- me restregó con cara de enterada, pero a la vez disimulando. Yo percibí ese gesto gracias a “piernas alambres”, quién los hacia a todas horas del día.
-Ya pero ahora está conmigo.- le dije yo. ¡¡Jodete!!
-Bueno, ya está.- en ese momento Ryan se interpuso en nuestra conversación- ¿De qué hablabais?
-De nada interesante- respondió Mikaela, y me dejó cortada. Y eso era algo que a mí no me hacia ninguna gracia.
-Cierto...No hablábamos de nada interesante- la secundé. Me lanzó una mirada desafiante, a la que yo respondí.
-Bueno Miky-¡¡¿ Cómo que “Miky”?!!- Vamos a terminar las compras para mañana. Te pediría que vinieses, pero sabes que es un coñazo.
-¡Que razón tienes! Nos vemos en el estudio, entonces.- y le dio un abrazo.
<> pensé.
-Encantada de conocerte- y me volvió a tender la mano. Ese gesto fue el sello, que daría comienzo a la guerra entre las dos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario